BIENVENIDA

Hola, el ropero te da la bienvenida.

Si no sabés qué ponerte (sobre qué escribir), dónde dejaste eso que querés llevar hoy (no te acordás de algunas reglas); si querés revisar chucherías, sacar algo de años anteriores para ver si te entra; en fin, si tenés ganas de esto y más abrí el ropero.

CUERPO PRINCIPAL:

PERCHERO: Aquí se cuelgan las consignas y otras “ropas” (temas especiales que podrán servir para alguna de estas consignas) - ESTANTES - CAJONES

Todos estos lugares serán actualizados –esperemos- con frecuencia y también en el transcurrir se agregarán otros.

ACLARACIÓN

No somos profesores de literatura pero sí somos escritores y, sobre todo, lectores con experiencia que pretenden compartir lo poco o mucho que saben. Este espacio es para incentivar a quienes gusten de crear literariamente.

Nuestro blog: http://palabrascomonubes.blogspot.com/

Última actualización

Mensaje para todos los Roperistas
:)



lunes, 31 de octubre de 2011

Estante de ejercicios

Dos más :)
Mañana les daré la versión roperísitca y les mostraré algunas correcciones.


Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.


Las moscas imaginaron a su dios, era otra mosca. El dios de las moscas era una mosca: ya verde, ya negra y dorada. Ya rosa, ya blanca, ya purpúrea; una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible. Una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera. Una mosca joven, una mosca vieja: pero siempre una mosca.

Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme como un buey, otros, la ideaban tan microscópica que no se la veía. En algunas religiones carecía de alas, en otras tenía infinitas alas. Aquí disponía de antenas como cuernos, allá los ojos le comían toda la cabeza. Para unos zumbaba constantemente, para otros era muda pero se hacía entender lo mismo y para todos, cuando las moscas morían, los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso y el paraíso era un trozo de carroña hediondo y putrefacto que, las almas de las moscas muertas, devoraban por toda la eternidad y que no se consumía nunca pues, aquella celestial bazofia, continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas de las buenas; porque también había moscas malas y para éstas había un infierno: el infierno de las moscas condenadas. Era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor, sin nada de nada. Un sitio limpio y reluciente y para colmo iluminado por una luz deslumbradora, es decir, un lugar abominable.
 Aquelarre

Las moscas imaginaron a su dios. Era otra mosca el dios de las moscas, era una mosca ya verde, ya negra y dorada, ya rosa, ya blanca ya purpúrea. Una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible, una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera. Una mosca joven, una mosca vieja, pero siempre una mosca. Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme, como un buey. Otros la ideaban tan microscópica, que no se la veía. En algunas religiones carecía de alas, en otras tenía infinitas alas. Aquí disponía de antenas como cuernos. Allá los ojos le comían toda la cabeza. Para unos zumbaba constantemente, para otros era muda, pero se hacía entender lo mismo. Y para todos cuando las moscas morían, los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso y el paraíso, era un trozo de carroña hediondo y putrefacto, que las almas de las moscas muertas devoraban por toda la eternidad, y que no se consumía nunca, pues aquella celestial bazofia, continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas. De las buenas porque también había moscas malas y para éstas había un infierno, el infierno de las moscas condenadas. Era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor, sin nada de nada. Un sitio limpio y reluciente, y para colmo, iluminado por una luz deslumbradora, es decir un lugar abominable.

Melissa

jueves, 27 de octubre de 2011

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.


Acá está "el original", al menos el que yo tengo. ¿Qué opinan del uso de los signos aquí? ¿Les parece bien? ¿Les parece mejor el que ustedes hicieron? ¿Le encuentran otro sentido con los signos cambiados?

El Dios de las Moscas


Las moscas imaginaron a su dios. Era otra mosca. El dios de las moscas era una mosca, ya verde, ya negra y dorada, ya rosa, ya blanca, ya purpúrea, una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible, una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera, una mosca joven, una mosca vieja, pero siempre una mosca. Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme como un buey, otros la ideaban tan microscópica que no se la veía. En algunas religiones carecía de alas (), en otras tenía infinitas alas. Aquí disponía de antenas como cuernos, allá los ojos le comían toda la cabeza. Para unos zumbaba constantemente, para otros era muda pero se hacía entender lo mismo. Y para todos, cuando las moscas morían, los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso. Y el paraíso era un trozo de carroña, hediondo y putrefacto, que las almas de las moscas muertas devoraban por toda la eternidad y que no se consumía nunca, pues aquella celestial bazofia continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas. De las buenas. Porque también había moscas malas y para éstas había un infierno. El infierno de las moscas condenadas era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor, sin nada de nada, un sitio limpio y reluciente y para colmo iluminado por una luz deslumbradora, es decir, un lugar abominable.


Marcos Denevi

miércoles, 26 de octubre de 2011

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.

Abulorio reload ;)

Las moscas imaginaron a su dios. Era otra mosca. El dios de las moscas era una mosca. Ya verde, ya negra y dorada, ya rosa, ya blanca, ya purpúrea. Una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible, una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera, una mosca joven, una mosca vieja. Pero siempre una mosca. Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme como un buey, otros la ideaban tan microscópica que no se la veía en algunas religiones. Carecía de alas  en otras, tenía infinitas alas.  Aquí disponía de antenas como cuernos, allá los ojos le comían toda la cabeza, para unos zumbaba constantemente, para otros era muda pero se hacía entender lo mismo, y para todos. Cuando las moscas morían los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso y el paraíso era un trozo de carroña hediondo y putrefacto que las almas de las moscas muertas, devoraban por toda la eternidad. Y que no se consumía nunca pues aquella celestial bazofia, continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas de las buenas. Porque también había moscas malas y para éstas había un infierno. El infierno de las moscas condenadas era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor ,sin nada de nada. Un sitio limpio y reluciente, y para colmo, iluminado por una luz deslumbradora. Es decir un lugar abominable.


Abulorio

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.

Las moscas imaginaron a su dios, era otra mosca. El dios de las moscas era una mosca ya verde, ya negra y dorada, ya rosa, ya blanca, ya purpúrea, una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible, una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera, una mosca joven, una mosca vieja, pero siempre una mosca. Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme como un buey, otros la ideaban tan microscópica que no se la veía. En algunas religiones carecía de alas,  en otras tenía infinitas alas. Aquí disponía de antenas como cuernos, allá los ojos le comían toda la cabeza. Para unos zumbaba constantemente, para otros era muda, pero se hacía entender lo mismo, y, para todos, cuando las moscas morían, los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso, y el paraíso era un trozo de carroña hediondo y putrefacto, que las almas de las moscas muertas devoraban por toda la eternidad y que no se consumía nunca, pues aquella celestial bazofia continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas de las buenas, porque también había moscas malas y para éstas había un infierno. El infierno de las moscas condenadas era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor, sin nada de nada. Un sitio limpio y reluciente y para colmo iluminado por una luz deslumbradora, es decir, un lugar abominable.

Lex

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.

Las moscas imaginaron a su dios, era otra mosca el dios de las moscas. Era una mosca ya verde, ya negra y dorada, ya rosa, ya blanca, ya purpúrea, una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible, una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera, una mosca joven, una mosca vieja pero siempre una mosca. Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme, como un buey, otros la ideaban tan microscópica que no se la veía. En algunas religiones carecía de alas,  en otras tenía infinitas alas, aquí disponía de antenas como cuernos, allá los ojos le comían toda la cabeza. Para unos zumbaba constantemente, para otros era muda pero se hacía entender lo mismo y para todos cuando las moscas morían los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso y el paraíso era un trozo de carroña hediondo y putrefacto que las almas de las moscas muertas devoraban por toda la eternidad y que no se consumía nunca, pues aquella celestial bazofia continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas, de las buenas, porque también había moscas malas y para éstas había un infierno. El infierno de las moscas condenadas era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor, sin nada de nada, un sitio limpio y reluciente y para colmo iluminado por una luz deslumbradora, es decir, un lugar abominable.

Isis

martes, 25 de octubre de 2011

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.

Las moscas imaginaron a su dios. Era otra mosca el dios de las moscas. Era una mosca ya verde, ya negra y dorada, ya rosa, ya blanca, ya purpúrea. Una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible, una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera, una mosca joven, una mosca vieja pero siempre una mosca. Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme como un buey, otros la ideaban tan microscópica que no se la veía. En algunas religiones carecía de alas, en otras tenía infinitas alas. Aquí disponía de antenas como cuernos, allá los ojos le comían toda la cabeza. Para unos zumbaba constantemente, para otros era muda pero se hacía entender lo mismo y para todos. Cuando las moscas morían, los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso y el paraíso era un trozo de carroña hediondo y putrefacto que las almas de las moscas muertas devoraban por toda la eternidad y que no se consumía nunca pues, aquella celestial bazofia. Continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas, de las buenas, porque también había moscas malas y para éstas había un infierno. El infierno de las moscas condenadas era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor, sin nada de nada. Un sitio limpio y reluciente, y para colmo, iluminado por una luz deslumbradora, es decir un lugar abominable.

 Abulorio

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.


Las moscas imaginaron a su dios. Era otra mosca el dios de las moscas. Era una mosca ya verde, ya negra y dorada, ya rosa, ya blanca, ya purpúrea. Una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible, una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera, una mosca joven, una mosca vieja. Pero siempre una mosca. Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme como un buey, otros la ideaban tan microscópica que no se la veía. En algunas religiones carecía de alas,  en otras tenía infinitas alas. Aquí disponía de antenas como cuernos, allá los ojos le comían toda la cabeza. Para unos zumbaba constantemente, para otros era muda pero se hacía entender lo mismo y para todos, cuando las moscas morían, los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso. Y el paraíso era un trozo de carroña, hediondo y putrefacto, que las almas de las moscas muertas devoraban por toda la eternidad y que no se consumía nunca, pues, aquella celestial bazofia, continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas. De las buenas porque también había moscas malas y para éstas había un infierno. El infierno de las moscas condenadas era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor, sin nada de nada, un sitio limpio y reluciente y para colmo, iluminado por una luz deslumbradora, es decir un lugar abominable.

Vero

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.

Las moscas imaginaron a su dios: era otra mosca. El dios de las moscas era una mosca, ya verde, ya negra y dorada. Ya rosa, ya blanca, ya purpúrea. Una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible. Una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera. Una mosca joven, una mosca vieja pero siempre una mosca. Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme como un buey, otros, la ideaban tan microscópica que no se la veía. En algunas religiones carecía de alas, en otras tenía infinitas alas. Aquí disponía de antenas como cuernos, allá los ojos le comían toda la cabeza. Para unos zumbaba constantemente, para otros era muda pero se hacía entender lo mismo y para todos, cuando las moscas morían, los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso y el paraíso era un trozo de carroña hediondo y putrefacto que, las almas de las moscas muertas, devoraban por toda la eternidad y que no se consumía nunca pues, aquella celestial bazofia, continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas de las buenas, porque también había moscas malas y para éstas había un infierno: el infierno de las moscas condenadas. Era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor, sin nada de nada. Un sitio limpio y reluciente y para colmo iluminado por una luz deslumbradora, es decir, un lugar abominable.

Aquelarre

lunes, 24 de octubre de 2011

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.



Cocina comedor

__ Carmen! Mirá como te arreglé la cocina.
__ Hay Tito, justo ahora con todo lo que tengo que hacer?
__ Dale, mirá que creativo y ocurrente.
__ Huy Dios, Tito… y esto?
__ Cómo, y esto…? No te parece una manera inteligente de aprovechar las cosas viejas  y no andar tirando todo como si no costara nada? Hay que reciclar Carmen, hay que reciclar.
__ Pero Tito, te parece el inodoro viejo que teníamos en el cuartito, como asiento frente a la mesita desayunador?
__ Pensá en positivo y dejame que te muestre. Te acordás la estufita infrarroja de cuando nos casamos?  Mirá, te armé un grill para que no protestés con el humo de los bifes.
__ Pero Tito, ocupa media mesada.
__ Pero no tenés que usar las hornallas de la cocina. Mirá esto otro, fijate arriba de la alacena. ¡Qué hay?
__ Los porta esquís de cuando ibas a la montaña.
__ Exacto! Pero ahora son un práctico “tender” para cuando llueve y no tenés dónde colgar la ropa. Y mirá a lado de la heladera.
__ Latas de pintura de hace diez años.
__ Sep, pero apiladas generando estantes con los tablones de cuando arreglamos la casa y convertidos en una cómoda estantería para ubicar cosas.
__ ¿Más cosas Tito?
__ Nada se tira, Carmen, todo se transforma.  Si no mirá el techo.
__ El ventilador de pie de tu vieja, sin el pie.
__ Exacto! Lo adapté a la boca de luz  y te armé un ventilador de techo para que no tengás calor en verano. Pero lo mejor está por venir. Fijate adentro de la heladera.
__ Me da miedo, Tito.
__ Dale, no seas negativa, ni que no me conocieras
__ ……………… La rueda de bicicleta que le cambiaste a Facu. ¿Adentro de la heladera?
__ Sep. Pero adaptada como una bandeja giratoria que te facilita la ubicación de productos y además te facilita sacarlos. Mirá como gira.
__ Tito, tengo una duda. Que hiciste con el secador de pelo de cuando tenía la peluquería en el barrio?
__ Ah, justo lo mejor que te tenía preparado! Ya lo tengo todo desarmado. Lo voy a convertir en un casco con auriculares. Te va a servir para cuando mirás la tele. Te sentás con la cabeza metida en el secador, pero en vez de calor sentirás el audio de la tele. ¿Qué tal?
__ Tito, sos un caso. Pero te quiero mucho


Abulorio

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.



Garage

Caballito de madera
Cajas de juguetes
artefactos eléctricos
muebles

Los garajes a veces son usados para guardar objetos que han sido desechados por adultos o niños y este es uno de ellos. Cada noche cuando las luces y voces de la casa se apagan, el movimiento en el garaje es intenso. Cuando en la vivienda se amortiguan las últimas luces, las voces se llaman a silencio, los cuerpos buscan el merecido descanso y cuando solo se escucha algún lejano ladrido, o el solitario y noctámbulo motor de algún auto por las calles deshabitada, la fiesta comienza. El primero en saltar de la caja, es el soldado de plomo, a quién le falta una pierna. Dirigiéndose a los saltos al caballo de madera, le pide que lo lleve a dar una vuelta. El jueguete le contesta que lo llevará a galopar entre colinas y praderas, tan lejos como lo lleven sus patas de palo. Subiose el valiente militar, tomándose fuertemente de las riendas, tratando de poner su única pierna en el estribo correspondiente, cuando el caballo partió al galope, pasaron zigzagueando entre sillones, bancos, heladeras y lavarropas. De pronto se escuchó un retumbe de tambores y una orden “A ellos” no los dejen escapar”, de la caja empezaron a saltar, leones, tigres, tres soldados, un avioneta y superhéroes. El soldado espoleo el caballo, que tropezó con una silla de tres patas, que yacía volteada sobre un rincón, el militar salio volando por el aire y cayó sobre la avioneta que venía persiguiéndolo. El muchacho se agarró con las dos manos fuertemente del techo de la aeronave, la misma giró haciendo un rulo y despidiendo al hombrecito que cayó con su única pierna sobre el derrumbado sofá. Al ponerse de pie notó, que lo rodeaban tres felinos, sus gruñidos eran intimidantes, el soldado hizo acopio de todas sus fuerzas y salto dentro de la heladera, en ese momento atinó a pasar un superhéroe que lo tomó del brazo y lo levantó por el aire, llevándolo en andas y depositándolo sobre las hélices del ventilador. Yacía el pobre hombre recostado, cuando escuchó un balazo que le voló una charretera con su correspondiente botón. Observó que desde donde provenía el disparo, había un estante. Parados amenazadoramente vio a tres de sus compañeros, haciendo puntería contra su persona. Acorralado estaba por sus congéneres cuando de pronto, un rugido estruendoso lo hizo volver y observó que el dinosaurio rex atropellaba a sus enemigos y los tomaba entre sus garras. El soldadito notó que la luz empezaba a iluminar el interior del garaje. Por esta noche la fiesta había terminado. Miró en derredor y vio que todos sus compañeros, volvían apresuradamente a la caja, nuevamente deberían esperar hasta el anochecer para continuar con sus lúdicas andanzas.

Melissa