BIENVENIDA
Hola, el ropero te da la bienvenida.
Si no sabés qué ponerte (sobre qué escribir), dónde dejaste eso que querés llevar hoy (no te acordás de algunas reglas); si querés revisar chucherías, sacar algo de años anteriores para ver si te entra; en fin, si tenés ganas de esto y más abrí el ropero.
CUERPO PRINCIPAL:
PERCHERO: Aquí se cuelgan las consignas y otras “ropas” (temas especiales que podrán servir para alguna de estas consignas) - ESTANTES - CAJONES
Todos estos lugares serán actualizados –esperemos- con frecuencia y también en el transcurrir se agregarán otros.
ACLARACIÓN
No somos profesores de literatura pero sí somos escritores y, sobre todo, lectores con experiencia que pretenden compartir lo poco o mucho que saben. Este espacio es para incentivar a quienes gusten de crear literariamente.
Nuestro blog:
ROPERO
Última actualización
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viernes, 30 de septiembre de 2011
Estante de ejercicios
Estante de ejercicios
jueves, 29 de septiembre de 2011
Estante de ejercicios
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Estante de ejercicios
lunes, 26 de septiembre de 2011
Estante de ejercicios
Estante de ejercicios
La Cenicienta
-Me llamo Cenicienta -¿que no me conocéis?-¡cómo no me vais a conocer!-la del cuento-¡la de las hermanastras!
-Sí, mi madrastra murió hace años-Era odiosa, siempre queriendo educarme. Yo creo que murió de prolija ¡de aburrimiento murió!-¡pobre papá no lo dejaba vivir!
-El castillo estaba impecable eso no lo voy a negar y a nosotras nos tenía como lo que somos, verdaderas princesas. Bueno, yo soy princesa mi hermanastras no, lo que es por la madre…
-No, no tenía sangre real, del vulgo la trajo. Casi muero del disgusto cuando papá anunció su boda con ésa.
-Pecaba de humilde ni vestido de novia quiso, se casó con un trajecito ¡¡un trajecito!!-
Imaginàos cómo la miraban los invitados -¡el Mayordomo estaba mejor vestido que ella!-¡qué papelón!-yo veía las sonrisitas el día de la boda y eso que al castillo lo arreglamos de punta en blanco.
-Ella quedó viuda estando encinta de la más chiquita-sí, se casó con papá embarazada de pocos meses por eso no se notaba.
Después trajeron a vivir al Castillo a mis hermanas, igualitas a ella -¡menos mal que mamá no lo vio!-¡ella misma las amamantaba! yo no podía creer verla cambiarles los pañales.
¡Un olor en mi cuarto!-¡sí. Como lo oísteis las ubicaron en mi cuarto!
-“¿Hay que unir las hermanitas”-dijeron-¿Las hermanitas?
-La mayor morocha, cabello grueso, ojos marrones. ¡Nada que ver con nosotros!-
-Nació en primavera- la madrastra misma le tejió el ajuar. Todo el invierno trabajando ¡una cunita!
-Las ubicaron al lado de mi cama para que lloren las veinticuatro horas, para que toquen todo, para que molesten
Menos mal que el ala derecha del castillo todavía conserva las habitaciones de mamá como cuando ella vivía.
A la segunda de mis hermanastras la pusieron en una cuna junto a la cama de la primera.
-¡Yo vivía en penitencia!-me mandaban a lavar los platos, a quitar la ceniza del fogón, por eso me dicen Cenicienta. No, no me llamo Cenicienta, me dieron ese mote mis hermanastras- porque cuando no les ataba entre sí las puntas de los escarpines que
tenían puestos las bebés se me caía una almohada encima de la que dormía y hechos de ese estilo.
-¿Que cómo me llamo?- María Gracia Stephanie Helena Letizia, los nombres de mis abuelas y de mi madre-no, García es el apellido materno de mis hermanastras-
Por eso el colmo de mi ira se dio cuando colocaron un moisés en mi habitación-si al menos hubiera nacido hombre hubiese dormido en otro cuarto de palacio ¡no, tuvo que nacer mujer para que la ubiquen en el mío!
A la escuela no quise ir. No, no me gustó nunca estudiar en cambio mis hermanastras vivían en la biblioteca. Leían como poseídas, me aburría nada más de verlas-la mayor es Abogada. La otra es Médico y la pequeña Farmacéutica, abrió una farmacia en el centro de la aldea.
-¿La fiesta?- ¡cómo no voy a ir!-ellas también pero regresaron temprano porque no habían cumplido los diez años cuando el rey convocó a las princesas del reino.
-Yo había cumplido recién los diecisiete- Me puse un vestido de mamá ¡precioso! la envidia de todas- No, no fui en una calabaza ¡faltaba más! esos son cuentos-en mi carruaje, con mi cochero personal, como corresponde.
-A la primera que invitó a bailar el príncipe-¡qué buen mozo! ¡tan galante!-
-El zapato era de cristal traído de Venecia- me los hice tallar especialmente por el zapatero del reino.
-Se me rompió un taco y no podía quedar coja en la fiesta, no hubiera resultado presentable.
-Salí corriendo del castillo del príncipe- de la impotencia lo dejé tirado en la escalinata y me fui a dormir-¿qué podía haber hecho? ¡¿Llorar toda la noche?!
-Al otro día salió el bando- es que no nos habíamos presentado, no alcanzamos a intercambiar ni una palabra.
-Vino a casa- yo me vestí como una reina- lo recibí con honores- me probó el zapato y efectivamente, era el mío, me calzó perfecto.
-Salimos varias veces-“Para conocernos mejor”-dijo.
-El príncipe dijo también a los pocos días –“Todavía soy demasiado joven para los compromisos, no estoy seguro, lo tengo que pensar, no gano lo suficiente”.
Mis hermanastras se casaron- A veces vienen a visitarme, traen los chicos-son insoportables, pisan las flores, bajan por los pasamanos, nadan en el estanque ¡un horror!-Se casaron bastante bien, uno es Duque y dos son Condes.
-¿El príncipe? se casó también- los hombres son así ven una cola y se casan con cualquiera, mirad si no a mi padre.
-No. Yo estoy soltera ¿cuántos príncipes herederos creéis que hay en un reino?
Aquelarre
jueves, 22 de septiembre de 2011
Estante de ejercicios
Obsesión etílica
Vivo muy pocas veces sobrio. Hace once años me dijeron que tenía seis meses de vida, si seguía como hasta ahora, descubriendo treinta o cuarenta molinos de viento, en el arco de un zaguán o en la puerta cancel. A Borges ni se le ocurren esas cosas. Yo camino por Buenos Aires con una terna de profesores, compartimos preferencias pero de un modo vanidoso, las palabras de la prosa de Stevenson, el sabor de un café y una propina.
Melissa.
Estante de ejercicios
Palabra: Café
Lugar:
Mesa
Cama
Silla
Bar
Biblioteca
Tiempo
Desayuno
Almuerzo
Merienda
Cena
Media noche
Media mañana
Medio siempre
Momento
Alegría
Tristeza
Indiferencia
Esfuerzo
Coste
Depende
Aquelarre
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Perchero - Receta: plato principal
Perchero - Receta: masitas finas
Perchero - Receta: Postre para golosos
martes, 20 de septiembre de 2011
Estante de ejercicios
Estante de ejercicios
La agasajada a la casa.
La agasajada llega a la casa. Mamá la abraza. La agasajada abraza a mamá. La agasajada pasa a la sala. La agasajada clama naranjada.
- Hay champaña, pasta azafranada y tarta a la pasa- Habla mamá.
-¡Caramba! -Habla la agasajada.
-Mamaá, mamaaá, ¡Aldana saca pasta!
-¡Mamá, mamá, Amalia, la tarada, avanza la tarta.
Mamá, harta, calla a Amalia.
Amalia agacha la cara.
-Mamá, ¡hazla callar a Aldana!
-Mamá, Amalia saca las pasas-¡Amalia, papanata, Amalia, papanata!
-¡Calla Aldana! ¡Calla ya!
-Amalia-habla mamá- ¡haya paz! ¡Cansan!
Mamá sagaz llama a papá. Papá calma a Amalia, calla a Aldana. La agasajada alaba la tarta. Mamá alaba a la agasajada. La agasajada abraza a mamá. Cansada va para la casa, para marchar, abraza a papá, abraza a Amalia, abraza a Aldana. Papá aplaca a mamá para salvar a Aldana, para salvar a Amalia. Mamá cansada calla.
Mamá, papá, Amalia, Aldana van a la cama. La paz llama a la casa.
Aquelarre
sábado, 17 de septiembre de 2011
Cajón de ortografía - Signos de puntuación 1
Perchero - ¡Correoooo!
Estante de biografías
viernes, 16 de septiembre de 2011
Cajón de medias sueltas
"La palabra no es sólo el soporte del pensamiento, sino su propia sustancia.
No expresamos con palabras lo que pensamos, sino que pensamos en la medida en que dominamos el lenguaje"
Ricardo Aroca. 1993 "Los riesgos del oficio"
Estante de ejercicios
La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear. No hay otra palabra posible. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo xviii, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson. Vivo, sobrio, trabajando, amando y siendo amado por una buena mujer. A Borges, con quien pienso hacer batalla, es a quien le ocurren las cosas, amigo Sancho Panza.
Abulorio
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Estante de ejercicios
MUNDI MENTAL
Palabra: mate
TIEMPO
mañana
tarde
semana
GENTE
amigos
familia
encuentro
virtualidad
SENSORIALES
calor
dulzura
aroma
abrigo
EMOCIONES
compañía
incondicionalidad
tranquilidad
ESTADOS
alegría
tristeza
euforia
soledad.
Isis
Estante de ejercicios
Estante de ejercicios
La papada más flaca.
La papada más flaca, camarada Abraham, alcanza a agradar más. A Ágata la acababa la avalancha de grasa.
La abrazabas, tan abstracta, tan alargada, tan alba, Ágata, acababa acalambrada. La grasa la abarcaba, catarata a la cara. La alarmaba, camarada, la avasallaba.
Atrapada la pasaba mal, la alba Ágata. La mataba la papada. La asustaba.¡Acaba la pavada! Camarada: Más flaca la papada, abrazas a la amada, la agradas.
Aquelarre
martes, 13 de septiembre de 2011
Estante de ejercicios
De izquierda a derecha
Don Máximo Detalle, nuestro vecino del cuarto “A”, es el más anciano del edifico y nuestro mejor amigo. Tenía colgado de la pared de su sala un reloj más antiguo que él pues, según cuenta, perteneció a su bisabuelo.
El reloj era redondo y plano, la misma forma del rostro de don Máximo y la primera coincidencia.
Adherida a madera de buen lustre, la caja era plateada con diminutas jadeítas blancas incrustadas, similares a los pequeños gránulos blanquecinos que florecen continuamente sobre la nariz de su dueño.
La esfera del reloj, de berilo rojo, tenía además de grabados que parecían esotéricos, prácticamente la misma tonalidad que las mejillas del bueno de don Máximo.
El fondo de la carátula era blanco con manchitas amarillas; tan blanco y manchado de amarillo como los pocos dientes que conservaba y como la membrana esclerótica de los ojos.
La hora se determinaba en la carátula del reloj mediante dos o tres manecillas, rígidas como los bigotes de nuestro amigo, que viajaban de un número romano a otro: una corta para la hora, una larga para los minutos y la tercera manecilla, también larga, marcaba los segundos.
El reloj contaba con un péndulo oscilante y barroco que, en su parte inferior, poseía un ensanchamiento con un orificio medianamente pequeño, fileteado en oro. Llevaba, además, conectada una campana ornamentada con arabescos extraños, tal vez también relacionados al esoterismo, que producía monótonas campanadas indicando el transcurrir de las horas.
El único pasatiempo del anciano era, además de contarnos historias que recordaba con excesivo detalle, observar el reloj. De tal manera que había adoptado el hábito de seguir con su cabeza el compás del péndulo: derecha, izquierda, izquierda, derecha, derech…
Don Máximo tenía tan exacto el cálculo mental, entre una hora y otra, que se había acostumbrado a corear- exactamente a tiempo- el gong que producía la campanada cada quince, treinta, cuarenta y cinco y sesenta minutos.
Lágrimas amargas lloró don Máximo cuando aquellos ladrones ingresaron a su casa, lo maniataron y robaron su tesoro.
Muchas horas y cariño nos llevó consolarle. El reloj no se recuperó pero don Máximo sigue repitiendo las campanadas y haciendo mover su cabeza de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de izquierda a derech…
Aquelarre
Estante de ejercicios
Estante de ejercicios
Aldana, abrazada al jacarandá, arma la hamaca, nada la calma, ama hasta fracasar. Ata la gasa.
-¿Gasa? -clama clara- ¡Barrabasada!
Aldana canta.
-¡Abracadabra!
Acaba la hamaca.
Clara:
-¡Caramba!
Isis
Estante de ejercicios
Mi consorte
¡Oh! mi consorte. Su expresión: ni tonto ni vivo. Cejas bermellón, párpados inquietos. En sus ojos celestes el brillo y el destello del sol. Su boca, vehemente, bien turgente sus labios. De nariz decente, sin bultos horribles ni puntudos pelos. Mejillas levemente emergentes. Mentón honroso, cabello monocromo de entretejido costoso. Orejas excelentes. ¡Oh!, mi consorte, hermoso, tierno, deferente, mi príncipe sin desteñir, mi rey.
Aquelarre
lunes, 12 de septiembre de 2011
Cajón de correcciones
“No recuerdo que edad tenía pero sí que mis abuelos no se hablaban, yo era su correo privado. Dile a tu abuela, responde a tu abuelo. Entonces corría por la casa portando la noticia, desconociendo el mundo adulto y creyendo que en ese juego ellos no se aburrían”.