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Si no sabés qué ponerte (sobre qué escribir), dónde dejaste eso que querés llevar hoy (no te acordás de algunas reglas); si querés revisar chucherías, sacar algo de años anteriores para ver si te entra; en fin, si tenés ganas de esto y más abrí el ropero.

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PERCHERO: Aquí se cuelgan las consignas y otras “ropas” (temas especiales que podrán servir para alguna de estas consignas) - ESTANTES - CAJONES

Todos estos lugares serán actualizados –esperemos- con frecuencia y también en el transcurrir se agregarán otros.

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No somos profesores de literatura pero sí somos escritores y, sobre todo, lectores con experiencia que pretenden compartir lo poco o mucho que saben. Este espacio es para incentivar a quienes gusten de crear literariamente.

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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Estante de ejercicios

Para saber sobre la consigna, descolgá esta percha.

Entre el verde

Guiada por su aroma, por el destello que emanaba de esos pétalos cuando despuntaba el sol, como luces. Escuchando como una voz lejana, de ángeles, pero era suya. Yo nunca la había visto, solo la imaginaba entre el verde, sobresaliendo de las demás. Ella me contaba del lugar que habitaba, eso fue lo que me hizo salir de la comarca y emprender este viaje sin más compañía que el fiel Brailós, el búho, el único que creyó en mí. El resto, los parroquianos, pensó que era otra de mis locuras y que, a esa altura, era mejor que me fuera, me había convertido en una amenaza, tal vez el diablo hubiera llegado a la comarca y entonces vendrían ellos, los inquisidores.
No fue fácil para mí, mucho tiempo en los caminos, comiendo sobras que me daban los misericordiosos que tenían tan poco como yo. Brailós sobrevolaba adelante, avisándome de potenciales peligros. Pocas veces pude descansar sobre mantas, más fueron las que lo hice sobre paja en abandonados galpones.
Una mañana me despertó su voz, gritaba que me escondiera, Brailós había desaparecido. Fue cuando los vi por primera vez. Las siluetas tapaban la luz del sol, encegueciéndome de oscuro. Preguntaron quién era, qué hacía ahí. Mentí.
Desinteresados en esta vieja harapienta y sola que nada podía ofrecerles, me dejaron en paz. Brailós regresó y juntos continuamos el peregrinaje.
No puedo decir cuanto anduve, si fueron días, meses, años, hasta que la luz de sus pétalos iluminó desde lejos el lugar. Me pareció conocido, pero el cansancio era tanto…
Había varias hogueras que ya no ardían. Muchas. En cada una, restos de los habitantes. Una matanza en nombre de un dios que muchos ni conocían. Era mi comarca, lo que quedaba de ella. Horror por todos lados. Desesperada y aterrorizada fui hasta mi casa. La única que seguía en pie. En el rosal, ella, esperándome. La salvadora. Caí de rodillas y lloré hasta el anochecer.
En esta comarca donde los fantasmas se arrastran buscando a sus queridos, hay ahora una loca viva y una rosa que se asoma entre el verde y no muere. Brailós volvió a irse.

Isis

4 comentarios:

  1. Muy buena historia, tiene un aire místico bien lograo.

    Vero

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  2. Esto me gustó muchísimo, es para mí una historia muy original y con poquito. Un poco tétrico lo de las hogueras con restos, eh, pero hacen a la historia. Brailós se merece un cuento aparte, o una participación en otro ¿puede ser? me gustó el búho, me hizo acordar a uno que yo tuve.

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  3. Qué misterioso relato! Da para muchas lecturas.
    Muy bueno y motivador.

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