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Si no sabés qué ponerte (sobre qué escribir), dónde dejaste eso que querés llevar hoy (no te acordás de algunas reglas); si querés revisar chucherías, sacar algo de años anteriores para ver si te entra; en fin, si tenés ganas de esto y más abrí el ropero.

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PERCHERO: Aquí se cuelgan las consignas y otras “ropas” (temas especiales que podrán servir para alguna de estas consignas) - ESTANTES - CAJONES

Todos estos lugares serán actualizados –esperemos- con frecuencia y también en el transcurrir se agregarán otros.

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No somos profesores de literatura pero sí somos escritores y, sobre todo, lectores con experiencia que pretenden compartir lo poco o mucho que saben. Este espacio es para incentivar a quienes gusten de crear literariamente.

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miércoles, 24 de agosto de 2011

Estante de ejercicios

Para ver la consigna, descolgá esta percha.

Fotosíntesis y deseos


El hombre se esmera en explicar, trata de reemplazar las palabras difíciles, hace figuras en el aire con las manos, dibuja sobre el suelo. Justiniano no entiende, para él las hojas no son otra cosa que los deseos de las plantas. Cuando una planta desea vivir se llena de hojas. A veces (a él le parece que en invierno) se pone un poco triste, pero después la primavera le da unos soles grandotes de ánimo, la planta se despierta y no sólo tiene más hojas, muestra los deseos hechos realidad: flores.
El profesor (debe ser algo así, porque doctor no) habla de la mejor ubicación para los rosales, los pinos, los gladiolos, todo según este hombre debe tener un lugar. Justiniano no está de acuerdo pero no se le discute al que sabe más que uno. Pregunta cómo era la palabra.
-¿Cuál palabra, Justiniano?
-La que me dijo de las hojas.
El “profesor” sonríe:
-Fotosíntesis.
-Esa.
-¿Entendió lo que le expliqué?
-Más o menos.
-Si tiene alguna duda, pregunte –dice el “profesor”.
Entonces Justiniano, con sus setenta y tantos años entre las hojas piensa que quien no entiende es este hombre. Y cuenta su propia teoría de los deseos.
Las sombras se van perdiendo en el paisaje y hasta parece que los sauces más viejos los acompañaran con sus ramas llorosas.


Isis.

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